Armonía biológica: Sistema endocannabinoide
Existe un sistema que se descubrió recientemente en la década de los 90 y ha permitido conocer mejor cómo funciona el organismo, este se conoce como sistema endocannabinoide (SE). Este sistema es una red de comunicación y señalización celular que se lleva a cabo a través de receptores que se encuentran en las membranas de las células del cuerpo. Es un sistema involucrado en la modulación y regulación del organismo, que desempeña un papel en el equilibrio de distintos procesos neurológicos, inmunológicos, y cardiovasculares; así como también en el metabolismo energético y endocrino.
Curiosamente, este sistema de comunicación se encuentra estrechamente relacionado con moléculas presentes en la planta de cannabis. A mediados de la década de 1960, se iniciaron investigaciones en esta planta y se identificaron estructuras químicas de varios de sus componentes. Para la época hubo una serie de descubrimientos realizados por el Dr. Raphael Mechoulam junto con su colega Gaoni, quienes en sus investigaciones lograron identificar el componente psicoactivo del cannabis, el cual se conoce como Δ9-tetrahidrocannabinol (Δ9-THC).
Veinte años después, el Dr. Mechoulam junto a sus colaboradores descubrió que estos cannabinoides se acoplaban a receptores que se distribuyen en el cuerpo humano, concluyendo así que estos receptores están dirigidos por uno o varios componentes endógenos. Mechoulam hizo su segundo gran avance, el descubrimiento de los ligandos para estos receptores, y se estableció así la presencia del sistema endocannabinoide.
Los receptores ubicados en la superficie de las células de este sistema reciben según su afinidad, una molécula cuya interacción permite que se emita una señal y transmitan esa información al interior de la célula; iniciando una respuesta celular adecuada según la molécula afín que haya sido captada por el receptor.
Existen varios tipos de receptores en esas superficies celulares y los que más se han estudiado en el SE son los CB1 los cuales son muy abundantes en el sistema nervioso central y periférico, y los receptores CB2 que se encuentran en mayor cantidad en la superficie de células del sistema inmune, el tracto gastrointestinal y muchos de los principales órganos del cuerpo. En este sistema los receptores CB1 y CB2, pertenecen a la extensa familia de receptores acoplados a la proteína G (G-protein coupled receptors, GPCR).
Los receptores cannabinoides CB1 son los GPCR más abundantes y extensamente distribuidos del cerebro, una de las funciones de los receptores CB en el sistema inmunológico es la modulación de la liberación de las citoquinas, responsables de la inflamación y la regulación.
Naturalmente estos receptores interactúan con unos mensajeros o ligandos del propio organismo que hoy día se conoce como funcionan para ayudar a coordinar y regular lo que sentimos, pensamos y hacemos; su interacción funciona como un candado y una llave. Estos ligandos naturales son la anandamida y el 2-araquidonilglicerol (2-AG).
Por una parte la anandamida ligando endógeno del receptor CB1 es un neurotransmisor secretado por las neuronas y otras células (es habitual su presencia en tálamo, hipocampo, ganglios basales y cerebelo, así como en el bazo y el corazón) cuyos efectos son de corta duración en el cuerpo humano y está vinculada al igual que el resto de cannabinoides, a la sedación, a la reducción del vómito y la provocación del apetito, a una mejora de la función respiratoria y a la relajación; así como también a la concentración, la percepción del tiempo e incluso de la memoria.
Por otra parte el 2-AG es otro endocannabinoide muy estudiado, es el ligando principal del receptor CB2 se encuentra en una concentración mucho mayor que la anandamida en el organismo, el 2-AG tiene un papel importante en la regulación del apetito, las funciones del sistema inmunológico y el tratamiento del dolor.
Estas interacciones entre los ligandos y sus receptores distribuidos en gran parte del cuerpo, se conoce que ayuda a ajustar la mayoría de las funciones fisiológicas vitales en el organismo.
La función principal de este sistema es mantener la homeostasis corporal, es decir; la armonía biológica en respuesta a los cambios en el medio ambiente; y que afecta a todos los sistemas corporales o sus funciones relacionadas, como el sueño, el apetito, el dolor, la inflamación, el metabolismo, la memoria, el estado de ánimo e incluso la reproducción, asegurando que todos los sistemas funcionen coordinados entre sí.
El mantener esta armonía u homeostasis incluye como se mencionó, al sistema inmune; a través de la activación de los receptores CB1 y CB2 que se encuentran en una gran variedad de células. Este sistema interactúa con sus ligandos endógenos como los es la anandamida y 2-AG y las mismas son análogas a los fitocannabinoides encontrados en la planta de Cannabis sativa; es por ello que de esta manera se relacionan los fitocannabinoides con la regulación de la homeóstasis en el organismo, así como también; la interacción con sistemas como el inmune siendo completamente igual de beneficiosos para el organismo como lo hace un cannabinoide endógeno.
En el sistema nervioso, el SE a través de moléculas como anandamida o 2-AG; actúa como un sistema de retroalimentación negativa que regula la liberación de otros neurotransmisores, principalmente ácido γ-aminobutírico (GABA), dopamina y glutamato. El SE libera sus cannabinoides endógenos para restablecer el equilibrio y solucionarlo cuando existe alguna alteración, en ocasiones cuando no puede hacerlo sólo; pueden utilizarse los fitocannabinoides para restablecer y mejorar las rutas de señalización.
Se han reportado más de 400 fitocannabinoides conocidos y más de 100 han sido estudiados, entre ellos se puede encontrar al tetrahidrocannabinol (THC) que posee efectos psicoactivos y también propiedades antieméticas, analgésicas, antiinflamatorias, relajantes y broncodilatadoras; el cannabicromeno (CBC) que es antiinflamatorio y analgésico, el cannabidiol (CBD) que se ha hecho tan popular por no ser psicoactivo y tener diversas propiedades conocidas como antiinflamatorio, analgésico, neuroprotector, ansiolítico entre otros; el cannabigerol o CBG el cual es precursor de otros cannabinoides y posee propiedades ansiolíticas, neuroprotectoras, analgésicas, antibacterianas, y más. Varios de los estos fitocannabinoides se han estudiado a nivel preclínico y se ha evidenciado su acción antitumoral, lo cual puede ser muy útil en el tratamiento de patologías tan graves como el cáncer. Los agonistas de los receptores CB2 no causan efectos psicoactivos, lo que ha permitido que este sea cada vez más un blanco de investigación en las aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides, como por ejemplo usándolos como analgésico, antiinflamatorio, antineoplásico, entre otros.
Entre estas propiedades, una gran variedad están relacionadas con las células del sistema inmunológico, existe evidencia múltiple del uso terapéutico de los cannabinoides; por ejemplo como se comentó, el cannabidiol (CBD) tiene una amplia gama de utilidades terapéuticas entre las cuales hay evidencia en los procesos de mantenimiento del equilibrio homeostático a través de sus propiedades ansiolíticas, antiinflamatorias y analgesicas así como también otros cannabinoides; por otra parte, el THC que es ese compuesto con un gran tabú por sus propiedades psicoactivas que para algunos son agradables y para otros no tanto; también ejerce su acción aunándose a los receptores de las células del sistema inmunológico y puede participar en la regulación del equilibrio y homeostasis en el cuerpo y proteger por ejemplo contra daños causados por ataques autoinmunes dentro del cuerpo ralentizando la producción de células T hiperactivas y evitar que el sistema inmunológico se altere.
Los linfocitos T colaboradores están involucrados en la activación y dirección de otras células del sistema inmune, y son particularmente importantes en la respuesta inmune adaptativa en la interacción y activación del sistema; existe un sesgo por parte de los cannabinoides en la interacción con este tipo de células y esto involucra los dos tipos de receptores CB1 y CB2, por ejemplo en presencia de THC el interferón gamma (IFN-γ) e interleucinas proinflamatorias como IL12 disminuyen (las celulas Th1 activan macrofagos y otras celulas presentadoras de antigenos, si no se regula este mecanismo puede llegar a ser contraproducente) mientras otras citoquinas antiinflamatorias como IL4 pueden aumentar. Es acá donde la inmunosupresión de ciertas reacciones puede beneficiar al organismo regulando y evitando el desequilibrio en el sistema.
Así como este, existen múltiples evidencias de cómo los compuestos del cannabis como el THC participan activa y directamente en la armonización, salud y equilibrio de nuestro cuerpo a través de la interacción de los fitocannabinoides con los receptores naturales funcionando de manera similar a los cannabinoides endógenos.
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